jueves, 27 de enero de 2011

Y otra vez, David contra Goliat

El alicantino David Ferrer llevaba invicto en este nuevo año y no iba a ser contra el campeón del mundo cuando se saliera del dibujo. En la madrugada del pasado miércoles, en un partido de dos horas y 32 minutos, en un Rod Laver Arena a rebosar, el tenista español rompió todos los pronósticos al ganar el derbi español frente a Rafa Nadal. El resultado, 6-4, 6-2 y 6-3, cerrando así al pase a semifinales del primer Grand Slam de la temporada.

El partido rompió cualquier guión establecido. Los dos primeros juegos del partido duraron 23 minutos, clara demostración de que ambos contrincantes, no habían dado lugar a la tregua. Pero maldito el hecho de ser humano que Nadal, en el segundo juego, comenzó a notar pinchazos en los isquitiobiales de su pierna izquierda y pidió ser atendido dentro de los vestuarios.

El problema estuvo al salir porque el rival seguía siendo el mismo. Ferrer exigía como lo lleva haciendo desde hace años en las pistas oceánicas, muy ágil de piernas, muy sutil con su derecha y una variedad de golpes que no perdonan ni un segundo de distracción. Pero si el fallo humano de Nadal estaba en su músculo, el de Ferrer estaba en los nervios, y estuvo a punto de dejar una ventaja de 5-2 a favor en esta primera manga por culpa de ellos. Que fuesen continuados permitieron al balear incluso tener opciones de empatar (5-5), pero supo volver al partido para cerrar el primer set tras 70 minutos de juego.

Segunda parte

En el tiempo de asueto Nadal se cambió la camiseta, esas de una talla más grande con las que juega para disminuir la sudoración y por consiguiente el desgaste. Salió a la pista y sorprendió al romper en blanco el servicio de Ferrer en el segundo juego, pero fue sólo un sustito, nada de realidades. Se le vio sin la fuerza suficiente al león del tenis, cosa que su ambicioso rival supo apreciar y usar a su favor. Buscó el revés de Rafa, que corriera, que sudara, y sus inmurables golpes fueron poco a poco enamorando al público australiano que ya veía un claro ganador.

Hasta nueve juegos sin perdón logró llevarse el levantino, el mismo que nunca había pasado de cuartos, y ya se veía con un pie en las semifinales. Por su parte Nadal dio la cara y no se retiró hasta el final del choque, incluso mostraba coletazos de seguir queriendo remontar, pero el muro de Ferrer no cayó hasta el final.

Ahora el rival del español será el desgastado Andy Murray, con quien ya se ha medido en cinco ocasiones con un resultado de 3-2 a favor de Ferrer. Aún así hay que ser precavidos, el británico es un ex número uno, posee uno de los mejores passing shot del tenis, y está ‘loco’ de volver a dar que hablar.

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