martes, 28 de diciembre de 2010


Por un deporte con valores
Por Ana Morales

Nadie es intocable en el deporte español, ni siquiera en la que se considera época dorada. Marta Domínguez ha sido la última gran salpicada, a raíz de la “Operación Galgo”. Una investigación que lleva a cabo la Guardia Civil, cuya Unidad Central Operativa (UCO) ya es especialista en destapar grandes tramas de dopaje.

El problema del dopaje ha traspasado las fronteras del ámbito estrictamente deportivo y ha llegado a otros núcleos sociales, al hombre de la calle. Ello se debe, en primer lugar, a que el deporte va siendo una actividad más y más popular, tanto en el ámbito de participación como de seguimiento, de tal manera, que es lógico que cualquier tema relacionado con él suscite interés y pase de inmediato a ser del dominio público. Por otra parte, el problema del dopaje, afirman muchos, no es sino un reflejo de nuestra forma de vida, basada en la utilización de medicamentos para eliminar el dolor, para evitar la depresión, para aumentar la actividad. Pero lo que es cierto, que por encima de todo esto, suscita mucho interés público, así tras la operación Galgo, Rafael Nadal declaraba lo siguiente: "El caso más claro es el ciclismo, que salen casos constantemente. Es tremendo el daño que hace al deporte y las dudas que provocan sobre el resto de deportistas. Ojalá lo de Contador se aclare. Es un compañero mío, le deseo lo mejor y creo en él. Todo eso es terrible para los demás. Si tenemos que llegar a la plaza de Manacor, que de aquí está a cinco minutos, y con dopaje llegas en cuatro y sin dopaje en cinco, lleguemos en cinco pero lleguemos. Y si todos hacen lo mismo, todos llegarán en cinco, con lo cual la competitividad será la misma".

Anabolizantes, estimulantes, esteroides, nandrolona, cocaína, marihuana, clembuterol, hidroclorotiacida o pseudoefedrina, son las sustancias más comunes. Esto en muchos casos provoca un adiós al tenis, como le sucedería a Mariano Puerta en 2005, con 27 años y siendo el 13º del mundo, dio positivo en un examen tras la final de Roland Garros que perdiera ante Rafael Nadal. Puerta se convirtió en el primer finalista de un torneo de Grand Slam sancionado por dopaje en la historia del tenis profesional.

"He sido el conejillo de Indias del tenis. Me han utilizado y se han servido de mi nombre para que los tenistas tengan cuidado. Si esto le hubiera sucedido a Pete Sampras o a Andre Agassi, no les habrían suspendido", decía el español Ignacio Truyol en 1996 al descubrirse como el primer sancionado por un caso de dopaje. El madrileño, que se estaba tratando con esteroides anabolizantes y magnesio de una lesión crónica de espalda, fue penado con un año de suspensión. Lo que no sabía Truyol es que el mismo Agassi al que él se refería sorprendería a todos al confesar que en su época de tenista había consumido una droga dura: el crystal. Aunque sólo lo dijera para vender más libros de su autobiografía.

Los controles antidopaje en el mundo de la raqueta comenzaron a principios de los 90. De inicio sólo se perseguían drogas euforizantes y no las que mejoran el rendimiento deportivo, aunque este criterio fue variando a medida que los máximos organismos fueron sumándose a la lucha contra los tramposos. El último caso ha sido el del checo Ivo Minar, que fue suspendido con ocho meses tras dar positivo por pseudoefedrina, posiblemente parte de un suplemento alimenticio, durante los cuartos de final de la Copa Davis 2009 que medía a la República Checa y Argentina. Pero entre Truyol y Minar, ha habido otros casos, cada uno con su historia.

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